Acabo de incorporarme al trabajo. Terminé un
diplomado en Administración Pública, al que confieso marché con toda mi inmensa
voluntad rendida. Estaba tensa, con la cascarrabia que se me desborda en su clímax,
pero al cabo, no tengo más que agradecer a quienes allí me enviaron. Me hube de
“fajar” con los números, los estados financieros, el derecho administrativo,
los temas de auditoría y contraloría, control interno, en fin, con un montón de
asuntos que han llenado mi jolongo de conocimientos. Este fue nuestro discurso
de graduación, se los dejo acá, porque es un balance de un tiempo necesario:
D I S C U R S O
Pareciere que fue ayer 9 de septiembre,
cuando muchos de nosotros llegamos escépticos a este Diplomado. Nos costaba
trasladarnos hasta este casi recóndito lugar, dejar nuestras rutinas
cotidianas, y por qué no, separarnos del buró y romper nexos que hasta el día
antes parecían irrompibles. Pero han transcurrido dos meses exactos y ahora, en
este punto, nos resulta difícil dejar atrás el grupo, los compañeros nuevos y
hasta esa silla incómoda que se nos dibujó en el cuerpo en jornadas que parecían
interminables.
No somos los mismos de entonces, del comienzo,
de los días primeros. Acá, además de amigos y camaradas nuevos, hemos creado
relaciones de trabajo sólidas, y hasta resuelto entuertos que no habrían
resultado sin la comunicación. Marchamos a cada uno de nuestros puestos de
labor, con un portafolio cargado de herramientas nuevas y otras viejas, pero
reparadas y puestas a punto con el uso de los conocimientos de los cuales nos
hemos pertrechado.
Por ello, y por muchas razones, seremos distintos,
quizá más eficientes, austeros, resolutivos... A partir de ahora, los problemas
serán más simples y menos imposibles; los planes serán mejor elaborados, los
presupuestos más planificados, las cuentas cobradas y pagadas en tiempo, los
estados financieros dejarán de asustarnos con sus cifras; y el control interno,
lejos de intimidarnos, pasará a ser como
el ABC y la fusta diplomática que nos permitirá acostarnos cada noche sin
preocupaciones e inquietudes.
No nos queda más que agradecer por las enseñanzas,
por la paciencia de los profesores y comprometernos a usar todo cuanto
aprendimos en bien del desarrollo y el progreso, para que esta Isla que es
nuestra Cuba, transite aguas tranquilas, moviendo el timón de la economía y la
sociedad, sin torcer nunca el rumbo.
Muchas Gracias!
